TEJIENDO HISTORIA(S)
La alfombra española del siglo XV
Teresa Lanceta
Galería Espacio
Mínimo
Calle Doctor Fourquet,
17
Madrid
26 de enero – 23
de marzo de 2019
La vida de Teresa Lanceta (Barcelona, 1951) transcurre entre telares. En proyectos anteriores, sus hilos nos han enredado para llevarnos a sitios como el Medio Atlas marroquí. En esta ocasión, sus urdimbres descansan sobre suelo madrileño, en la Galería Espacio Mínimo, que le dedica su segunda muestra individual con “La alfombra española del siglo XV”.
Lanceta
comenzó a tejer a principios de los años 70 como medio de expresión artística. Las telas y la defensa del trabajo artesanal como disciplina artística se convirtieron rápidamente en su seña de identidad. Su
reconocimiento, sin embargo, no llegó al tiempo de su inspiración por los
tejidos, sino años después, casi a comienzos de siglo. Quizá sea por eso por lo
que encontramos que la mayor parte de las obras que se exponen en esta muestra
son inéditas, a pesar de haber sido creadas alrededor del año 2004.
Espacio
Mínimo apuesta por una selección de treinta obras, abarcando tanto dibujos de
lápices de colores y grafito sobre papel, como óleos y tejidos
confeccionados con lana y algodón. A
través de todo ello, Lanceta propone diferentes maneras de re-observar y re-concebir
las alfombras del siglo XV.
Como en proyectos anteriores de la
artista, la creación surge a
raíz de una investigación previa. En este caso, el tema fue la producción de
alfombras por parte de la cultura morisca en Albacete, Cuenca y Toledo en el siglo
que acompaña al título de la exposición. A
partir de sus obras, Lanceta pretende recuperar y revalorizar esa tradición,
dar relevancia a una cultura que en sus propias palabras “fue anulada a fuego y a sangre” por los mismos
señores y caballeros que colgaban sus alfombras en los palacios. En esta
ocasión, la investigación se nos presenta con una particularidad, aunque el
motivo principal son los tejidos en sí, la artista se centró en otra manera de
entenderlos: el modo de usar estos objetos y motivos por los pintores
contemporáneos a las creaciones moriscas. Tras
observar obras como las de Pedro de Berruguete (Anunciación de la Cartuja de Miraflores) o Diego de la Cruz (Misa de San Gregorio), y a través del estudio de la relación entre el
dibujo ornamental y el figurativo, Lanceta propone una inversión de los roles. De manera que, en sus obras, los protagonistas son esas esas
alfombras y tapices que quedaron relegados a un segundo plano, a ser un mero objeto decorativo, en tan conocidas pinturas.
Ana y los
pájaros. 2005-2019.
Encáustica sobre lienzo. 218 x 123cm
En ese ímpetu por dejar en un segundo plano la figuración, encontramos
obras como Ana y los pájaros, en las
que cuesta encontrar el referente humano al que nos hace mención el título. Motivos de hexágonos y estrellas inundan
el espacio, mientras que una Santa Ana desacralizada – ya que la artista la despoja
de su título – se esconde sutilmente detrás de la alfombra. Todo, para que nos
distraigamos lo menos posible con evocaciones iconográficas, para que
observemos lo que antes solo entreveíamos.
Esta
habilidad de la artista por hacer que parpadeemos varias veces ante sus obras
al encontrar ese detalle perdido se repite mediante formulas no tan sutiles, pero
igualmente rompedoras. Y es que la crítica no permanece solo en un tiempo
pasado, sino que Teresa Lanceta también hace un llamamiento crítico al ahora,
al presente. Mediante obras como Letor –
Chicago o Hellin s. XV - Detroit s.
XX que referencian en primer lugar al sitio donde se confeccionó la
alfombra y en segundo lugar al sitio donde se conserva hoy en día, la artista
pretende dar a entender ese descuidado exilio al que se sometieron muchos de
estos tejidos, emigrando a otros países como Estados Unidos, que supieron
darles la importancia que merecen.
Ante
nuestra fascinación y la rabia típica del que se da cuenta de lo perdido, dibujos
y tejidos dialogan entre sí, como si nos encontrásemos en una fábrica de
tapices y observásemos al mismo tiempo los cartones de estos y sus resultados.
Sin embargo, en esa inversión de términos que caracteriza esta exposición, los
dibujos fueron realizados después de las alfombras, por lo que queda descartada
su función de boceto.
En
definitiva, un sinfín de formas
geométricas que nos absorben y nos hacen reflexionar, llevándonos hacia una
misma pregunta: "¿cómo no me había fijado en todo ello antes?". Esta duda, primera
y última para Lanceta, es mediante la cual surge el proyecto y por la que anima
a los espectadores a no dar por concluida la visita a su exposición en la Calle Fourquet,
sino a terminar en esos – mal llamados – museos de artes decorativas, como el que
encontramos en Madrid; realizando casi un peregrinaje hacia los restos de lo que
no supimos conservar. Con todo ello Lanceta propone, como ha hecho a lo largo
de toda su carrera, una nueva forma de mirar, demostrándonos que la historia se
constituye también a través de las diversas tramas y urdimbres de los tejidos de realidad que nos rodean. Aunque muchas veces – tal
como hacemos con nuestras alfombras cotidianas – los pisemos, los guardemos en
el almacén o los ignoremos mientras el polvo los cubre.
Alicia
González Alonso
Pequeñas erratas, palabras repetidas, llamas "crítica" a la artista. Pero muy bien.
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