Fecha: Del 06 de Febrero al 06 de Mayo de 2019
Espacio: Museo Nacional y Centro de Arte Reina Sofía.
Dirección: Calle de Santa Isabel, 52, Madrid
Artista: Clifford Westermann.
Comisarios: Manuel Borja-Villel y Beatriz Velázquez.
El Museo Reina Sofía ha presentado la exposición H. C. Westermann: Volver a Casa, la cual ha sido la mayor retrospectiva que se ha realizado en Europa sobre Clifford Westermann (Los Ángeles, 1922 – Danbury, EE.UU, 1981). Su obra es sobre todo escultórica, sin embargo en la retrospectiva se muestra también su trabajo en pintura y grabado, así como la correspondencia plagada de dibujos que enviaba el artista. Su obra tiene un estilo complicado a la hora de ser clasificado, sin embargo cuenta con gran influencia tanto para los artistas de su época como para las diferentes corrientes estéticas actuales. Su obra escultórica cuenta con la combinación de diferentes materiales, su trabajo de la madera y el metal es prodigioso, pero también utiliza fotografías o cristal entre otros materiales.
La obra de Westermann muestra una gran preocupación por la sociedad estadounidense, por lo cual establece una crítica a esta así como a la conciencia humana en general. Una de las obsesiones que frecuentemente se pueden ver reflejadas en su obra es lo referente a la guerra, con una especial crítica a las tensiones provocadas por la Guerra Fría. Su propia experiencia dentro de la guerra lo lleva a expresar el terror a través de los Death Ships (Barcos de la Muerte). Los barcos parecen ser un continuum en la obra de Westermann donde aparecen como una realidad errante, que imposibilita la vuelta al hogar plagada de trampas y amenazas, como pueden ser los ataques del bando enemigo, los tiburones, o la pérdida total del rumbo. Estos ataúdes navales resaltan la experiencia del artista, así como su aversión hacia todo lo relacionado con la guerra, lo cual se puede apreciar también en los trabajos de Disasters in the Sky (1962) y See America First (1968). See America First contempla una serie de obras en las cuales el artista da rienda suelta a la crítica de la sociedad americana del momento, poniendo en juicio su política militarista.
H.C Westermann, Death Ship U.S.S Frankling, 1976.
La muerte resulta un tema recurrente en la proyección artística de Westermann, la idea del suicidio como único vehículo de comunión con el hogar, el consumo exacerbado de la sociedad de masas, así como la visión del hogar y las diferentes formas que este puede adquirir son temáticas que se desarrollan a lo largo de la retrospectiva. La idea del hogar se ve representada en la obra del artista de una forma que se aleja de la visión tradicional del hogar como algo cálido y acogedor, y nos muestra una nueva realidad de casas extrañas que más bien parecen ataúdes, cárceles, manicomios, o casas encantadas como se puede ver en sus obras The Old Eccentric's House (1956-1957), Burning House (1958), o Mad House (1958), entre otras. En ningún caso encontramos una casa cómoda y hospitalaria, pues toda la obra del artista parece indicar que el único lugar que puede ser llamado hogar es la muerte. Se trata de obras que nacieron para ser de carácter interactivo, al igual que las cajas del artista, ya que cuentan con detalles dentro de ellas, pero por razones obvias, no pueden ser manipuladas por el público en la exposición.
Westermann evidencia también en sus obras la incomodidad del consumo y la cultura de masas, haciendo una crítica en la que refleja la forma en la cual el consumo se ha convertido en nuestra única forma de vida y relación con la realidad. Para ello, hace alusión en sus obras a las grandes marcas que consume la sociedad americana como en las obras Trophy for a Gasoline Apollo (1961) y The Pillar of Truth (1962), entre otros. Nos encontramos ante un artista inconformista que está cansado de los mitos que ha creado la sociedad en la que se encuentra inmerso y pretende luchar contra ellos, la lucha contra lo que realmente significa ser americano y contra todo aquello impuesto por los medios, cosa que también se ve reflejada en la obra Cliff (1970).
La visión del individuo para el artista resulta compleja y desesperanzada, pues las figuras humanizadas que realiza en sus obras parecen seres fríos, con grandes bocas que parecen pedir ayuda y que constantemente nos recuerdan cómo la exaltación del individuo nos ha llevado a una vida solitaria e inconexa con aquellos que nos rodean. Obras como Red King (1961), Silver Queen (1960), He-Whore (1957) o The Deerslayer (1969), nos transportan a un universo de entes monstruosos que se asemejan cada vez más a nuestra sociedad fría e individualista.
H.C Westermann, Red King 1961.
Westermann nos lleva a un universo paralelo de objetos que parecen sacados de las pesadillas humanas, y sin embargo, se trata de una elocuente e irónica visión de la sociedad que se estaba forjando a finales del s. XX, una sociedad que resuelve sus problemas a través de las guerras, que se enfrenta en lugar de hermanarse, una sociedad incapaz de relacionarse fuera del consumo y la violencia, así como la pérdida de las relaciones humanas, el individualismo que quema y los barcos que se pierden en el mar y en nuestra memoria.
“Cuantos animalitos se habrán enterrado en una vieja caja de zapatos, o en una lata de café.” - Clifford Westermann
Leticia Denise Hani Schajris.
En el caso de Westermann, la biografía parece muy importante.
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