El fin del tiempo humano. De lo digital en el arte.
- Artista: Rafael Lozano-Hemmer
- Título original: Flujo Óptico
- Galería: Max Estrella
- Fechas: 13 Febrero - 27 Abril, 2019
Sumergirse en un mundo dominado por el movimiento de luces y sombras, de realidades ilusorias, pero a la vez verdaderas, de presencias oníricas hechas de códigos digitales, que inquietan no solo la percepción de espacio expositivo convencional, también la concepción del espacio-tiempo humano tradicional, es posible adentrándonos enla calle Santo Tomé dentro la galería Max Estrella. Y es dentro, pues para percibir hay que sumergirse de manera total, adaptar las pupilas y enfrentarse a lo conseguido por el artista mexicano-canadiense Rafael Lozano-Hemmer en este lugar. Hay una intencionalidad y un manifiesto que abarca mucho más de lo que a simple vista parece.
No es la primera vez que existe una colaboración entre artista y galería, pero tampoco es la primera vez que podemos contemplar el sentido virtual y digital del mundo revertido en exhibición en este mismo espacio. Este hecho, quizá para muchos poco revelador, no solo demuestra el extraordinario compromiso de la galería con los artistas innovadores, con lenguajes que exploran todas las nuevas dimensiones desarrolladas cada década, muestra una clara intención de revindicar la existencia del arte digital y sus múltiples posibilidades.
Max Estrella siempre ha tratado de ofrecer al mundo del arte contemporáneo la visualización de personalidades y propuestas eminentemente transformadoras. Aparece en su definición, como en muchas otras galerías, la clara apuesta por jóvenes artistas y lenguajes nuevos, apartado en el que incluyen de manera eficaz la obra de artistas consolidados, estableciéndose un equilibrio aparentemente correcto y beneficioso. Si bien es cierto que comparte pretensión con otros espacios que abarcan la última tendencia artística, en su caso la esencia de esta idea es altamente verdadera, consiguiendo elevar a la potencia la esencia romántica de artista vanguardista por el que apostar que emana su propio nombre.
Un ejemplo evidente y concluyente es este. Rafael Lozano-Hemmer es uno de esos tantos artistas reconocidos a nivel internacional, figura clave del panorama artístico mexicano y uno de los más importantes exponentes de arte digital que también aparecen representados continuamente en la galería.
La electrónica, los sistemas de códigos y la interacción en instalaciones de los espectadores para la consecución perfecta de sus intenciones son los puntos clave de su obra. Esta exposición no es una excepción de su tónica. Se nos propone un recorrido perfectamente asequible por las piezas, comenzando con una explosión de luces y sombras, elemento también característico en sus propósitos artísticos, con Semiópticas para Spinoza (2012), hasta la obra más evidentemente participativa entre lo digital y el espectador que es Puntos de Fuga (2018). Pieza que incluso registra la presencia expectante humana reflejando esa esencia a través de unas líneas que construyen una cuadricula, la cual se mueve gracias a un motor que rastrea el lugar del participante en el espacio. El resultado son los puntos de fuga buscados en la instalación, por lo que se refleja una necesidad activa entre máquina y humano para la finalización correcta de la pieza. Este concepto es el que hace a la muestra verdaderamente reivindicativa en el uso y aceptación de lo digital y los nuevos medios. Claire Bishop afirma una no-existencia o falta en general de arte digital, y que verdaderamente, los procesos de su concepción, producción y promoción se han digitalizado, pero el resultado suele ser tradicional o analógico. También habla sobre la manera de presentar o comisariar exposiciones, en este aspecto tampoco lo digital, o internet, en definitiva, han supuesto una clave revolución más allá de una renovación de medios.
Interior Externo (2015) |
Pues bien, este es un caso que traspasa esas fronteras que parecían infranqueables, se pone el foco en lo digital dentro incluso del concepto de la obra. Es una muetra que si bien no cambia demasiado la manera en que se expone tradicionalmente, une todos los elementos de reivindicación de una nueva manera de hacer, de un fundirse con la máquina eminente, de un repensar el lenguaje codificado tecnológico como algo más allá de lo humano, e incluso de avanzar en el tiempo. La pieza Recurrent Sanches (2018) nos demuestra todo esto. Avanza en el tiempo porque es una obra que está pensada en un tiempo que ya no es humano. Si bien no es un elemento interactivo que necesite de hombre y máquina como tándem accionador, se erige como la pieza que habla de una vida más allá de la natural, la construida en los programas cibernéticos, que hoy en día, solo finalizarían con la destrucción de todos los ordenadores existentes en el mundo, cosa imposible a casi todos los niveles. Es fascinante porque para que se desarrolle al completo, (se trata de un programa en un monitor que genera frases aleatorias sobre la obra de Francisco Sanches, filósofo portugués que reflexiona sobre la verdad absoluta. Curiosa manera de representar este concepto) se necesitarían 2.000 años. Esta temporalidad sobrepasa la naturaleza de un ente humano vivo.
Recurrent Sanches (2018) |
Por estos conceptos la muestra, el comisariado, la galería y el propio artista representan una manera de hacer tecnológica sin precedentes, pasmosa, y, en definitiva, buena, en cuanto a la reivindicación del cambio en la consideración de lo digital en la producción y mundo artístico. Se respira un ambiente renovador en un espacio galerístico consolidado, afamado y preeminente. En otros lugares como este quizá lo digital no había encontrado lugar para desarrollarse, o al menos para elevarse de igual manera en el arte que en otros aspectos de la vida humana, puesto que las nuevas tecnologías han cambiado e inundado nuestra manera de ser, estar y vivir.
En esta exhibición aparece una reflexión que invita a pensar que el lenguaje está cambiando, que los tiempos ya no son los humanos, que lo digital está rompiendo fronteras, de mercado, de exposición, de nociones lingüísticas y de la concepción del propio y auténtico protagonista, el arte.
Sandra Sevilla Ortiz
Al final uno no sabe si la exposición te ha gustado o no te ha gustado.
ResponderEliminarDejas al lector un poco confuso.