Título de la exposición: Teresa Lanceta. La alfombra española del siglo XV
Artista: Teresa Lanceta Aragonés
Galería Espacio Mínimo, calle Doctor Fourquet, 17 (Madrid)
26 enero - 23 marzo, 2019
“¿No es extraño que estemos otra vez en el lugar de las líneas, los rombos y los cuadrados?, ¿no es extraño que estemos en el mismo lugar del que nos fuimos hace ya siglos, cerca ahora del “otro” arte y de otras culturas?
Las palabras de Teresa Lanceta (Barcelona, 1951), tan brillante en el discurso teórico como en la práctica artística, nos citan de nuevo en Espacio Mínimo, la galería que acoge por segunda vez y hasta el 23 de marzo una muestra que tiene por título y objeto La alfombra española del siglo XV. La artista, que ha trabajado en ambas direcciones, presenta una atractiva confluencia técnica entre el soporte plástico (dibujos sobre papel y óleo sobre lienzo) y el tejido.
La investigación de la que, como es habitual, parten las propuestas de Teresa Lanceta, ahonda en este caso en la tradición española de la industria alfombrera. A través de los tejidos, la cultura mudéjar a la que se remonta formalmente la artista se esfumaba en manos de caballeros y señores cristianos que introducían la alfombra en el entorno palaciego desde el que se convertiría en exótica mercancía de lujo. Sin embargo, la riqueza del discurso expositivo reside precisamente en aunar este relato histórico con el imaginario artístico que conocemos. El ornamento, a través paramentos y alfombras, ha estado presente en numerosas escenas religiosas: tablas y lienzos cuyos protagonistas nos parecen ahora un pretexto a través del que evidenciar la belleza de la propia composición geométrica. La artista incide precisamente en estos pasajes bíblicos al plantear la temática de sus dibujos y pinturas: Magdalenas, misas y santas cenas alejadas del lenguaje occidental desde el que acostumbramos a reconocerlas en nuestros museos. De algún modo, se remonta hilo a hilo a aquellas obras de Berruguete o Martorell en las que las alfombras no eran tejidas sino pintadas, asumiendo aparentemente la misma temática religiosa y trasladándola al lienzo y el papel a través del lenguaje textil. Lejos de ser concebido únicamente como obra final, el propio tejido se convierte así a lo largo de la exposición en inspiración e intermediario.
A nivel compositivo, las obras plásticas trascienden el mero discurso geométrico, apostando por un planteamiento en el que destaca la potencia del color y la sencillez del trazo figurativo. Lanceta desafía la mirada impaciente y la lectura superficial, sorprendiéndonos con la presencia de personajes que, como las alfombras, aun pasando desapercibidos siempre estuvieron ahí. Sus rostros aparecen entre la serialización de las figuras geométricas, conjugando la concepción plástica y textil en obras que trascienden cualquier norma pictórica, carentes de centro, márgenes o perspectiva. Tejidos y pinturas ilustran visualmente el espacio de la galería, equiparando soportes que han gozado de una consideración tradicionalmente dispar. Su reflexión en torno a la expresividad geométrica replantea todavía aquellas categorías estancas casi tan antiguas como las obras que le inspiran. De este modo, la artista propone nuevamente la reconsideración de lo ornamental, la concepción de una artesanía contemporánea que abandona el museo etnológico y de artes decorativas para interpelarnos desde la galería y la más estricta contemporaneidad.
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Teresa Lanceta, Magdalena, lápiz de color y grafito sobre papel (2004) |
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Teresa Lanceta, La santa cena, Albacete s. XV (fragmento), lápiz de color y grafito sobre papel (2004) |
Esta última muestra, evidencia nuevamente hasta qué punto Lanceta mantiene un férreo compromiso con la resignificación del trabajo textil, componiendo un corpus artístico extraordinariamente coherente desde que empezara a tejer en los setenta. Ya desde el propio título rememoramos su primera exposición en 1989 (La alfombra roja) en la que tempranamente trabajara sobre el mismo objeto. En su conjunto, se trata nuevamente de la reivindicación de una composición formal en la que lo primitivo y la abstracción forman parte del mismo lenguaje. El hilo conductor que teje Teresa Lanceta en torno a la exposición trasciende la propia galería, incitando al espectador a seguirlo y llegar hasta las piezas concretas que inspiraron a la artista. Lejos de cuestionar la perfección del pretérito que reivindica, en su obra reside siempre cierta magia para trasladarnos desde la contemporaneidad a un detalle tan remoto como significativo, tejiendo cada una de las deshilachadas carencias de nuestra historia.
Esther Romero Sáez
Muy bonito. Muy poético.
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