Título de la muestra: Silence
is sexy
Fechas: Del 14 de marzo al 10 de mayo del 2019
Lugar: Galería Casado Santapau
Dirección: Calle Piamonte 10
Artista: Theo Mercier
Silence is sexy es
una exposición que reúne un festín de objetos arqueológicos manipulados por la
ciencia ficción. La galería Casado Santapau presenta hasta el 10 de mayo del
presente año el trabajo más reciente del francés Theo Mercier. De trayectoria
joven pero con potencial para hacer que los objetos casi hablen por sí mismos, el
artista acude a las profundidades de la historia para extraer de ella elementos
iconográficos de diferentes culturas que utilizará en su obra fotográfica y
trabajo escultórico. Así, demuestra que la concepción de identidad tradicional a
la que estamos acostumbrados está siendo alterada por las fragmentaciones,
continuidades y roces entre las categorías culturales e históricas que abundan alrededor
del globo en el ágora contemporánea. Su
práctica artística se evidencia en su experiencia de vida: Theo Mercier es un
trotamundos dedicado a la exploración minuciosa del aspecto de ruina que llevan
detrás la historia y sus imaginarios culturales. Ello lo materializa en la
muestra a través del espacio y el objeto, cuya relación es equivalente a la
producción de performatividad de la instalación expositiva, dando lugar a una dimensión
ritual por la cualidad cuasi sagrada de los objetos que conforman la exhibición.
El cuerpo espacial de la galería se nutre con lo que serían agarraderas
de escalar, un componente ilustrativo para poner en circulación el concepto a
través del cual se rige el repertorio artístico exhibido: la posibilidad de
caer. Una caída que desestabiliza al espectador para poner en crisis a la
historia de la humanidad. La instalación escultórica Monument Ordinaire III, IV y V (2018) acomodada al centro de la sala se vincula directamente
a esta idea. Conformada por tres esculturas de gran tamaño con combinaciones inestables
de objetos heterogéneos de madera, cerámica y una base de ruedas, en ellas se
concentra la importancia del movimiento y el equilibrio, dos nociones sometidas
y tensionadas por el artista, pues las ruedas sobre su base juegan en contra de
su propio ensamblaje en un permanente riesgo de caer con cualquier movimiento
en falso.
Sobre esta misma línea está Time to get Stone (2016), una escultura hecha de cerámica, piedras
y madera que figura a unos huevos, alusión al origen o el nacimiento de algo preparándose
para llegar. Estos huevos se mantienen intactos a pesar de tener unas rocas
sobre ellos que no les dan justicia por su peso, lo que genera un estado
liminal que no es ni de vida ni de muerte, existente entre la fragilidad y la
dureza, la fortaleza o la debilidad. A los costados de la sala se encuentra la
serie fotográfica Chefes doeuvre de l’art,
en la que el artista combina objetos icónicos de civilizaciones perdidas con
los colores de la revista de 1960 que lleva el mismo nombre. Puestas sobre las
paredes cara a cara, el aspecto antropomórfico de los objetos adherido a un
fondo perteneciente de una estética de la cultura de masas dejará como producto
final “una galería de ancestros donde el humano se encuentra cara a cara con su
mortalidad”.
Mientras las esculturas colocadas al centro de la muestra están
condicionadas de por vida a experimentar el vértigo, los fantasmas que retratan
las fotografías cuestionan el significado dado a los objetos culturales a lo
largo de la historia, avecinando su destrucción. El silencio al que alude el
título de la exposición no es más que una advertencia a cualquier apego material. ¿Es posible una historia sin objetos? ¿Qué pasaría si el medio material dejara de ser un registro oficial de la historia para dar lugar al relato oral como principal fuente?
Rodrigo Montaño Hernández
Muy bien. Correcta.
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