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Trabajo y silencio (y si acaso algún cuadro)


Título de la exposición: LEE JIN WOO
Artista: Lee Jin Woo
Lugar: Galería Michel Soskine Inc. C/ General Castaños, 9. 28004 Madrid. Tel: 914310603 michelsoskineinc@gmail.com http://www.soskine.com/es
Horario: De martes a viernes: 10:30-19:30 h. Sábado: 10:30-14:30 h.
Fechas: Del 20 de marzo al 11 de mayo de 2019.
Entrada: Gratuita.

Sin título, 2018
Con esta primera exposición en nuestro país del artista coreano Lee Jin Woo (Seúl, 1959), la galería Michel Soskine trae un poco de sosiego oriental a la frenética urbe madrileña. Entrar en la galería supone colmar todo un remanso de paz, un silencio trascendental en un contexto de verborrea baladí. 
Lee Jin Woo se aleja de toda la conceptualización y teorización contemporánea para apuntarnos de frente con una de las armas tradicionales pero también más efectivas del arte: la emoción.

Y en este caso, como casi siempre, la emoción requiere esfuerzo. A pesar de lo pudiera pensarse a simple vista, las obras del creador coreano son toda una labor farragosa que lo hace emparentar con el artesano tantas veces odiado por el Gran Arte. Lo que pudiera parecer unas simples capas de oleo empastado son en realidad capas sucesivas de sucio carbón; y lo que pareciera lienzo, es en realidad hanji, un papel tradicional coreano de común aplicación en las artes. En este caso es importante que reparemos en la técnica: sobre una hoja de papel, el artista va colocando carbón en distintos estados –a veces granulado, otras espolvoreado, o en detritos de mayor o menor tamaño- auspiciado por un aglutinante. A continuación, lo trabaja para darle el aspecto adecuado y vuelve a repetir el mismo proceso con una nueva lámina de papel hasta que el aspecto y el grosor le son del agrado. Por último, sobre la última capa, trabaja con distintos cepillos metálicos arrastrando y desgarrando el carbón para darle ese aspecto volcánico y agrietado con el que se nos presenta.

Son composiciones donde podemos ver un marcado horizonte pero sin la tradicional perspectiva lineal, científica, que todo lo desubjetiviza. A veces incorpora elementos en el primer plano que pudieran recordar a esas figuras de espaldas con las que Friedrich revolucionó el paisaje; otras pareciera que la perspectiva se hubiera tornado vertical o que se hubiera trasladado a otros mundos para tomar vistas aéreas. El resultado son una suerte de paisajes interiores que nos cuestionan sobre la dicotomía entre abstracción y figuración, entre lo exógeno y lo endógeno. Con esto, Woo no nos descubre El Dorado, pero lo hace tan bien, nos conmueve tanto, que la originalidad puede ser puesta en un claro segundo plano. 

Sin título, 2018


Sin embargo, el resultado es casi lo de menos para Woo.
Lee Jin Woo se escribe en una genealogía de creadores donde lo verdaderamente importante es el proceso y no tanto sus frutos. Como los Gutai, los primeros informalistas y el grupo  coreano Dansaekhwa, Woo supedita la Obra a la praxis entendida como un camino trascendental, espiritual e intuitivo donde el objetivo es amoldar su ser dándole forma al carbón y al papel. Con todo, Lee Jin Woo es exponente del nuevo arte  oriental, aquel que gravita entre la influencia de las vanguardias occidentales y lo tradicional con un fuerte componente zen. Igual se podían traer las obras negras de la Capilla Rothko o Reindhart, a Tàpies o Burri, que al suiseki o karesansui, que a la pintura o a la escultura. Woo se mueve como pez en el agua, con gracia pero en silencio, entre dos orillas que él transita sin importarle demasiado: occidente y oriente, escultura o pintura. A él que le dejen trabajar, que ya serán otros los que se encarguen de ponerle nombre, de cargar de teoría fútil a aquello que no lo necesita, que se explica por sí mismo.

Javier Leñador González-Páez

Comentarios

  1. Una mirada cómplice con el artista, pero una lectura espiritista de su obra. No creo que la contemplación de las obras de arte pueda liberarse de la "fútil teoría". Nada se explica por sí mismo. Tu mirada por el contrario se asienta sobre una tradición romántica que no fue posible sino mediante una fuerte discusión teórica con la tradición anterior. El problema es que, posiblemente, esa mirada "romántica" ya nos resulta obsoleta.

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