Revisiones contemporáneas de Artemisia
Gentileschi
Artista: Mercedes
Azpilicueta
Título de la
exposición: El viejo sueño de la
simetría
Comisario: Alex
Nogueras, Rebeca Blanchard y Martim Dias
Espacio: Nogueras
Blanchard
Dirección: Calle
Doctor Fourquet nº4
Fechas: del 14 de
febrero al 23 de marzo de 2019
En pro de la deconstrucción de la Historia, se busca una
composición de muchos relatos, singulares y autónomos. Es evidente la necesidad
de replantearse el discurso historiográfico lineal, cosido con hilo de acero,
el cual encasilla de manera perfectamente ordenada a sus protagonistas, en
estanterías con nombre y fecha. Si bien esta gran estantería sirvió para crear un
edificio conceptual en el que el historiador sabía moverse, los criterios de
aceptación y ordenación de los elementos han resultado ser excluyentes en
exceso. Es por ello que la exposición de El
viejo sueño de la simetría en la joven Nogueras Blanchard tiene mucho que
aportar.
Mercedes Azpilicueta interviene el espacio con una serie de
obras diversas; cuatro impresiones de pared, dos telas de lino cosidas con
hilo, dos esculturas de fieltro, látex, malla y cadena, un audio y una placa de
plata conforman el espacio expositivo. Tomando como objeto central la célebre
obra de Gentileschi, Judith decapitando a
Olofernes, Azpilicueta nos obliga a revisar un caso histórico-artístico que
genera polémica desde que un grupo de feministas liderado por Lea Lublin reinterpretó
el contenido de la pintura desde una visión de género. En las impresiones, nos
convertimos en los ojos de una figura femenina que sostiene soportes donde
queda reproducida la obra de Gentileschi. Una bella metáfora para hacernos
entender la necesidad de empezar a revisar la historia del arte desde una
óptica feminista. Además, el hecho de que incluya cuatro composiciones de
características muy similares resulta estimulante: una postal y tres libros de
historia de diferentes formatos permiten reflexionar sobre las potencias y las
limitaciones de estos vehículos de información, básicos para el estudio y la
construcción de la historia.

Mercedes Azpilicueta, Judith decapitando a Olofernes, 2018
Los textiles, sin embargo, resultan menos oportunos. Si bien
la técnica del textil, nos permiten pensar sobre los antiguos roles de trabajo
atribuidos a la mujer y al movimiento Art and Crafts, su composición y su
voluntad de re-presentar la pintura de Gentileschi no funcionan. Las figuras de
Judith, la criada y Olofernes, están tejidas con un hilo cuya fisiniomía es tan
débil que provoca que se pierda toda la fuerza expresiva de la pintura
original. Las esculturas, en cambio, evocan con más fuerza su objeto de
inspiración: las alimañanas del reverso del Nacimiento
de San Juan Bautista de Pontormo. Las cadenas en tensión, el látex
aceitoso, los cráteres fruto de su desgaste y los repetidos pliegues del
fieltro componen una imagen de exaltación barroca. Parece necesario, en todo
caso, apuntar un pequeño matiz en cuanto a la gama de colores aplicada a las
telas y a la esculturas ya que, aunque ésta transite entre los colores vino,
tierra y sangre, resultan de una suavidad que mata, en cierta medida, las intensidades propias del barroco. Quizá
se deba a un interés por crear presencias con las que no sea excesivamente
desagradable convivir.

Vista panorámica de la exposición El viejo sueño de la simetría en Nogueras Blanchard
A pesar de todo, su deseo de resignificar el término
“barroco” está presente en sus impresiones, en su audio y en sus pliegues. Un
nuevo sentido más amplio, que deje atrás la acepción cerrada de periodo
historiográfico europeo para empezar a pensar en fuerza transhistórica que
desborda épocas y geografías, pulsión visceral que se extiende por las colonias
y la posmodernidad. Una resignificación que puede entenderse como una auténtica
declaración de intenciones ya que busca superar la definición anquilosada e
inmóvil propia de una construcción patriarcal de la historia así como generar
nuevas sensibilidades.
Por un lado, parece que haces una crítica formal de las obras. Por otro, que simpatizas ideológicamente con la artista. Pero en tu crítica la cosa no queda demasiado clara. Los libros y las postales te resultan "estimulantes", los textiles te parecen "menos oportunos", te gusta la resignificación del término "barroco", pero uno no sabe si finalmente te gustó o te dejó de gustar la exposición.
ResponderEliminarIntento no ser rotundo ni determinante por un motivo simple. La ausencia de un juicio general sobre el conjunto de la exposición es reemplazado por una serie de valoraciones específicas que buscan resaltar los matices de las formas y contenidos. Apuesto por esta "escala de grises" y rechazo el juicio binario de blanco o negro, me gusta o no me gusta, para evitar una crítica totalitaria y simplista. Creo que no es incompatible una valoración positiva de los contenidos conceptuales de la muestra con una opinión menos entusiasta sobre algunos modos de realización. ¡Espero que sea válido!
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